El alcoholismo es una enfermedad crónica y progresiva conocida como trastorno por consumo excesivo y compulsivo de tomar alcohol (TCA).
El camino que lleva a una persona a ser alcohólica es, como cualquier otra sustancia adictiva, complejo y no existe una única causa que explique el porqué se llega hasta él.
Aunque es cierto que existen factores que pueden aumentar el riesgo a desarrollar esta enfermedad:
- Causas genéticas: Familiares o personas cercanas con problemas de alcohol pueden llegar a tener mayor predisposición a desarrollar esta enfermedad.
- Factores psicológicos: Depresión, ansiedad unidas a problemas de salud mental pueden hacer que se llegue a consumir alcohol como forma de automedicación.
- Siendo una enfermedad tan compleja, olvidamos verla como lo que realmente es, una droga, ya que nos hemos acostumbrado a que esté como parte de una realidad social tan cercana que se nos escapa de las manos aceptar lo que su consumo puede acarrear.
Porque sí, hemos hecho del consumo de alcohol un acto regularizado, muy arraigado en nuestra vida por sus raíces históricas, culturales y sociales
Y es que no solo lo hemos normalizado, es que para colmo lo vemos de forma extraña si no existe en cada celebración o necesario para socializar o disfrutar de cualquier acontecimiento.
Esta forma de ver el consumo de alcohol tan “normal” hace que minimicemos los riesgos que trae un abuso excesivo y que puede aumentar la probabilidad del desarrollo de una adicción. Y es que tenemos revoloteando siempre esa presión social para beber alcohol que hace que resulte aún más difícil decir no.
La facilidad que tenemos de conseguir alcohol en supermercados o tiendas hace que vivamos una situación de venta de un producto legal sin dejar de saber que puede llegar a convertirse en una adicción, porque una cosa nos queda clara, la legalidad no hace que deje de ser una droga.
La historia de una enfermedad, el alcoholismo
“Hola, me llamo Betty y soy alcohólica”. Esta frase tan conocida también la dijo Betty Ford las primeras veces que participó en grupos de apoyo de rehabilitación, cuándo contaba que, además de ser la mujer del presidente de los Estados Unidos, era alcohólica y adicta a las drogas.
El centro Betty Ford plantó unas bases que más tarde fueron adoptando distintas clínicas encargadas del proceso de recuperación de adicciones con un modelo implantado por la clínica Ford basado en el modelo Minnesota.
El modelo Minnesota es una terapia que se basa en los doce pasos de Alcohólicos Anónimos con el objetivo de tratar adicciones como el consumo de alcohol y distintas sustancias como la cocaína.
Cuándo el alcoholismo no está solo
Todos tenemos claro que aunque el alcohol es la principal sustancia que caracteriza al alcoholismo, en muchos casos la enfermedad del alcoholismo nunca está sola. El consumo de otras sustancias como el THC (sustancias como la marihuana) o la cocaína forman parte de esta compleja y fatal relación.
Como enfermedad, la adicción nunca es fácil y varían de un caso a otro, aunque algunos factores por lo que al alcohol se le une otras sustancias pueden ser comunes.
- Nuevos efectos y sensaciones, que solo con alcohol ya no se consiguen, o incluso que se quieran compensar todos los efectos negativos del alcohol, como pueden ser la ansiedad o la depresión.
- El entorno social también ocasiona la influencia del consumo de otras sustancias con el alcohol.
- Y algo a tener en cuenta es algún tipo de trastorno mental, que puede hacer que aumente el riesgo de consumir otras sustancias junto al alcohol.
Cuándo beber deja de ser una diversión
Los síntomas del alcoholismo pueden variar de una persona a otra, aunque siempre destacan algunos habituales:
Un consumo excesivo de alcohol causa problemas de salud y relaciones.
Pérdida de control porque llega un momento que no sabes cuánto consumes, ni cómo, ni cuándo, ni siquiera dónde bebes.
Llegado a tal punto el cuerpo se ha acostumbrado al alcohol y solo te pide seguir consumiendo para evitar los síntomas de abstinencia, temblores, ansiedad o sudoración.
Además, ahí tenemos a la negación, una y otra vez no se reconoce que el alcohol se ha convertido en un problema y se minimizan las consecuencias de su consumo.
- Esa unión de dependencia del alcohol unido a otras sustancias crea mayor riesgo de dependencia.
- El riesgo de problemas de salud se multiplica.
- Además crece el riesgo de sufrir percances y lesiones, como accidentes de tráfico
- Aumento de violencia, tanto doméstica como social.
Los problemas de amistad, en el trabajo y familiares se convierten en el pan de cada día, sin dejar de ser consciente que el consumo excesivo de alcohol causa estragos en la economía y en el organismo.
Enfermedades del hígado, del corazón o el sistema nervioso
Esta permisividad social que tenemos con el alcohol es un desafío complejo que requiere un gran esfuerzo por hacer entender que necesitamos toda la información posible para entender los riesgos del consumo de alcohol, además del deber y compromiso de proporcionar el apoyo que necesitan las personas alcohólicas sin olvidar a sus familias.
El alcoholismo junto a la adicción a otras sustancias son enfermedades graves y que para una persona con adicción constituye la diferencia entre la vida y la muerte.
El alcoholismo es una enfermedad que, junto a otras drogas, necesita el tratamiento adecuado para conseguir la recuperación y volver a tener una vida sana y feliz.
Nunca te rindas, porque existe el camino de la recuperación
Brisa lo formamos un equipo psicológico y terapéutico dónde a través de talleres individuales y en grupo, formamos un camino sólido a través de un seguimiento diario para poder llegar hasta la recuperación.
Además, contamos con un teléfono activo para el paciente, incluyendo fines de semana.
Entre todos tenemos en nuestras manos no echar hacia atrás el camino que hemos recorrido hacia la recuperación.
Brisa -Centro Sanitario Terapéutico especializado en adicciones
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